Nagore Martin
Familia y vida rural
La historia de Caserío Egotza comenzó en 2012, cuando decidimos embarcarnos en una aventura que cambiaría mi vida y la de mi familia.
Junto con Onar, mi marido, compramos Egotza con la idea de formar un hogar, pero pronto el caserío se convirtió en el alma de nuestra quesería.
El deseo de combinar nuestro amor por la familia y la vida rural nos llevó a cuidar nuestro propio rebaño de cabras alpinas francesas y a aprender el oficio de la elaboración artesanal de quesos.
Equipo
A día de hoy, trabajamos en equipo, como familia.
Mientras Onar continúa su labor en la fábrica, yo me he especializado en el manejo y atención de nuestras cabras y en cada paso de la producción de nuestros quesos.
Cada queso es un reflejo del cuidado y el esfuerzo invertidos en cada etapa, desde la alimentación y bienestar de nuestro rebaño hasta la selección y tratamiento de la leche.
Motivación
Nos motiva la idea de crear un producto de calidad que respete la tradición, los animales y el entorno en el que vivimos. Para nosotros, Egotza no es solo un trabajo; es un estilo de vida que compartimos con quienes aprecian los productos hechos con dedicación.
Nos enorgullece saber que cada pieza llega a manos de nuestros vecinos y consumidores cercanos, que valoran la cercanía y calidad de un producto local.